Durante la época de Lope de Vega, los locales donde se representaba el teatro solían ser los llamados "corrales" ya usados en la época anterior.
Eran llamados corrales por tratarse del patio interior de las casas de vecinos. Era un espacio reptangular o cuadrado y en uno de sus extremos se situaba el escenario. El público solía estar de pie, menos los que pagaban un extra para sentarse en un incómodo banco sin respaldo colocados en la parte delantera. Los del patio eran llamados mosqueteros.
Las mujeres se situaban en una zona reservada en el extremo opuesto al escenario llamada "cazuela". Las personas principales ocupaban los balcones y las habitaciones del edificio que rodeaba el patio y que eran llamadas aposentos.
Las funciones se celebraban los domingos y con ocasión de algunas festividades. Empezaban a las dos de la tarde (dependiendo de la estación) y duraban hasta que oscurecía.
El programa habitual consistía:
primero: una loa o alabanza de la obra a representar
después: primera jornada (lo que entendemos por primer acto)
seguía: un entremés teatral
luego: la segunda jornada o acto.
continuaba: con un baile
y finalizaba: con la tercera jornada o acto.
o:
loa
primer acto o jornada
entre los dos entreactos: un entremés, un baile o juguete cómico
tercer acto
cierre con jácara, o mejiganda, o una breve pieza asainetada
bailes de fin de fiesta: zarabanda, chacona, escarramán
(Aparicio Maydeu 1999)
El público pertenecía a todas las clases sociales, aunque prominaba el pueblo, por lo que eran frecuentes los alborotos.
Otra representación de gran aceptación entre el público eran los "Autos sacramentales" con motivo de alguna señalada fiesta religiosa, por lo general el Corpus Christi, en un acto a medias religioso y teatral.
Al contrario de lo que sucedía en la Inglaterra isabelina donde las mujeres no podían ser actrices y los papeles eran representados por hombres. En España se consideró que tal práctica era demasiado perturbadora (ver a hombres haciendo de mujeres) por lo que se optó, no sin cierto desagrado, por dejar que las mujeres interpretaran sus roles. Si bien, tenían que estar casadas con alguien de la compañia teatral.
Lope de Vega será uno de los grandes renovadores del teatro de su época.